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¿Son saludables los cereales sin gluten?

¿Es el cere­al sin glu­ten un ali­men­to salu­da­ble con pro­pie­da­des cura­tiv­as? Las per­so­nas reac­cio­n­an de mane­ra muy dife­ren­te a cier­tos tipos de cerea­les. ¿Pero por qué es así? ¿Y qué tipos de cerea­les son los más saludables? 
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Los cerea­les sin glu­ten no ali­men­tan a los pató­ge­nos. Por lo tan­to, no tene­mos que preo­cu­par­nos de que el mijo, la qui­nua, el arroz inte­gral o la ave­na ali­men­ten pató­ge­nos como el estrep­to­co­co o el VEB. Pero hay otras razo­nes para ren­un­ci­ar a ellos.

Los cereales sin gluten no son alimentos medicinales

Los cerea­les sue­len ocu­par mucho espa­cio en nues­tros pla­tos (y por tan­to en nues­tro estó­ma­go), lo que pod­ría apro­ve­char­se mejor con ali­ment­os más cura­tivos. Espe­cial­men­te cuan­do que­remos lle­var una die­ta espe­cial­men­te salu­da­ble, per­de­mos espa­cio para ali­ment­os más ricos en nut­ri­en­tes, como ver­du­ras de hoja y fru­tas. Cuan­do come­mos un pla­to de cerea­les por la maña­na, ren­un­cia­mos simul­tá­nea­men­te a unos cuan­tos plá­ta­nos, o dos o tres. manz­a­nas.

Si bien los cerea­les tam­bién son muy nut­ri­tivos, no con­tie­nen los fitoquí­mi­cos cura­tivos, los anti­oxidan­tes ni los olig­o­ele­ment­os de una baya. manz­a­nas o un plá­ta­no. Ade­más, no tiene pro­pie­da­des anti­bac­te­ria­nas ni anti­vi­ra­les. Pero estos son increí­blem­en­te importan­tes para que poda­mos liberar­nos de enfer­me­da­des crónicas.

Combinación desfavorable de cereales sin gluten con grasas.

Una razón aún mayor para evi­tar los cerea­les es cómo inter­ac­túan con las gras­as. No es común que com­amos nues­tros cerea­les sin gras­as radi­cal­es. Una tosta­da (cerea­les) con pal­ta (Grasa) es una com­bi­nación des­fa­vorable. Otros ejem­plos incluy­en la ave­na con man­te­quil­la de maní o de almen­dras, el mues­li cru­ji­en­te con leche, las bar­ri­tas prot­e­i­cas, los sánd­wi­ches de pol­lo o la pas­ta con aceite.

Incluso si real­men­te evita­mos las gras­as radi­cal­es en una comi­da que con­tiene cerea­les, pro­ba­blem­en­te no ha pasa­do mucho tiem­po des­de la últi­ma comi­da gra­so­sa. Por ejem­plo, si desayu­na­mos yogur o hue­vos, estos aún se diger­irán cuan­do alm­orce­mos nues­tra ensa­la­da de qui­noa. El pro­ble­ma que esto crea es la resis­ten­cia a la insulina.

Largo tiempo de digestión de los cereales sin gluten

Tan­to las gras­as como los cerea­les tar­dan mucho en diger­ir­se. Por tan­to, la grasa del pol­lo, el aguaca­te, el cal­do de hue­sos, las nue­ces y semil­las, el acei­te, la man­te­quil­la o la leche per­ma­nece en el tor­ren­te san­guí­neo duran­te vari­as horas. El pro­ce­so de digestión de los car­bo­hi­d­ra­tos com­ple­jos del gra­no lle­va menos tiem­po. Aun así, el tiem­po de digestión de cua­t­ro a seis horas (depen­di­en­do de la den­si­dad y el tama­ño de la por­ción) sigue sien­do mucho tiem­po. Este lar­go pro­ce­so de des­com­po­si­ción es vis­to por muchos como algo posi­tivo, ya que supues­ta­men­te pro­por­cio­na al cuer­po com­bus­ti­ble duran­te un perío­do de tiem­po más largo.

Problema de resistencia a la insulina

La ver­dad es que los car­bo­hi­d­ra­tos com­ple­jos se des­com­po­nen en azú­car. Si hay grasa pre­sen­te en el tor­ren­te san­guí­neo, enton­ces la com­bi­nación es grasa + azú­car. Ésta es la ver­dade­ra cau­sa de la resis­ten­cia a la insu­li­na. El azú­car se adhie­re a la insu­li­na para poder ingre­sar a las células. Sin embar­go, los niv­eles altos de gras­as en sang­re son respons­ables de evi­tar que el azú­car ing­re­se a las células. Esto se debe a que la grasa absor­be par­te de la insu­li­na y evi­ta que el azú­car se una a la insu­li­na. El resul­ta­do es que se debe pro­du­cir más insu­li­na. Esto, a su vez, pro­vo­ca que el pán­cre­as se debi­li­te per­ma­nen­te­men­te. Pod­ría pro­du­cir­se sudo­ra­ción, sofo­cos, mare­os leves, niv­eles fluc­tu­an­tes de ener­gía, sen­sa­ción con­stan­te de hambre, hin­cha­zón y tem­blo­res leves.

¡Por lo tan­to, sólo debe­rí­a­mos comer nues­tros cerea­les sin gras­as radi­cal­es! 

Por cier­to, las fru­tas no son car­bo­hi­d­ra­tos com­ple­jos. La fruc­to­sa ingre­sa muy rápi­da­men­te al tor­ren­te san­guí­neo y a los órga­nos y se uti­li­za en una hora. Si ingie­re una gran can­ti­dad de fru­tas (por ejem­plo, vari­os plá­ta­nos) a la vez, la abs­or­ción pue­de tar­dar de dos a tres horas. 

Las fru­tas no pre­sen­tan el mis­mo ries­go de resis­ten­cia a la insu­li­na que los cerea­les. Incluso si hay grasa en el tor­ren­te san­guí­neo, la insu­li­na pue­de unir­se al azú­car más fácilm­en­te que los cerea­les y trans­port­ar­la a las células. Enton­ces, si desea comer una comi­da con una com­bi­nación de azú­car y grasa, pre­fe­ri­blem­en­te debe uti­li­zar una pie­za de fru­ta como fuen­te de azú­car. En otras pala­bras: Es mucho mejor comer una manz­a­na con man­te­quil­la de maní que ave­na con man­te­quil­la de maní.

El mijo y la avena sin gluten son las mejores opciones.

Si no quie­re pre­sc­in­dir de los cerea­les, la mejor opción son el mijo y los copos de ave­na. Ase­gúra­te de que la ave­na esté eti­que­ta­da como sin glu­ten. Aun­que la ave­na no con­tiene glu­ten por natu­ra­le­za, su pro­ces­a­mi­en­to pue­de pro­vo­car que se contamine.

Quinua

La qui­nua es un gra­no salu­da­ble, pero es más difí­cil de diger­ir en com­pa­ra­ción con el mijo y la ave­na. Ral­la el reve­s­ti­mi­en­to intesti­nal, lo que signi­fi­ca que pue­de cau­sar pro­ble­mas en per­so­nas con trastor­nos del trac­to intesti­nal. Si quie­res desin­to­xi­car tu cuer­po de una for­ma sua­ve y cura­ti­va, debes evi­tar la qui­nua por un tiempo.

Los cereales sin gluten no son responsables de los síntomas

Los segui­do­res de die­tas popu­la­res como la die­ta ceto­gé­ni­ca creen que los cerea­les en sí son malos para noso­tros. Eso no es exac­ta­men­te cor­rec­to. Si bien es cier­to que los cerea­les que con­tie­nen glu­ten con­tri­buy­en a nues­tros sín­to­mas, no ocur­re lo mis­mo con los cerea­les sin glu­ten. Es más bien la com­bi­nación des­fa­vorable de car­bo­hi­d­ra­tos com­ple­jos (cerea­les) y gras­as la que tiene un impac­to nega­tivo en nues­tra salud.

Granos y problemas digestivos.

Much­as per­so­nas report­an pro­ble­mas diges­tivos cuan­do com­bi­nan gras­as con cerea­les. La razón es que debi­do a esta com­bi­nación des­fa­vorable, se debe pro­du­cir más áci­do esto­ma­cal y bilis. Sin embar­go, si nues­tro híga­do ya está debi­lit­ado por pató­ge­nos, meta­les pes­ados tóxi­cos y una die­ta “alta en gras­as y pro­teí­nas” y el áci­do del estó­ma­go y el pán­cre­as ya no son tan fuer­tes, enton­ces este difí­cil pro­ce­so diges­tivo no se des­ar­rol­la de mane­ra ópti­ma. Como resul­ta­do, la comi­da comien­za a pudrir­se en el trac­to intesti­nal. A los pató­ge­nos les resul­ta fácil pro­spe­rar en un entor­no así. El resul­ta­do es una sen­sa­ción de ple­ni­tud, náu­se­as, estre­ñi­mi­en­to o dolor de estómago.

Conclusión

Si desea lle­var su cura­ción al sigu­i­en­te nivel, eli­mi­nar todos los pro­duc­tos de cerea­les (excep­to el mijo y la ave­na) le ayu­dará a lograr­lo. Por ejem­plo, pue­des susti­tuir los cerea­les por pata­tas. A dife­ren­cia de los cerea­les, estos tie­nen pro­pie­da­des anti­vi­ra­les. Si desea dar un paso más en su cami­no de cura­ción, tam­bién pue­de evi­tar por com­ple­to todos los cerea­les. Esto le daría un descan­so a su sis­te­ma diges­tivo y deja­ría espa­cio para ali­ment­os más beneficiosos.

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